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TEMAI: EL ENSAYO EN EL SIGLO XVIII. MELCHOR GASPAR DE JOVELLANOS.
La literatura
española del siglo XVIII
El movimiento que se identifica
con el s. XVIII es el Neoclasicismo. A pesar de ello, durante esta centuria se
suceden varias tendencias:
- El postbarroquismo: los
últimos coletazos del Barroco, reducido a un arte puramente formal, extravagante
y sin contenido, perdurarán hasta que a mediados de siglo los sectores más
cultos impongan los nuevos criterios neoclásicos.
- El Neoclasicismo: sigue
los postulados de la
Ilustración (independencia intelectual, criticismo, finalidad
práctica...) Irrumpe favorecido por la influencia francesa (desde la política a
la moda) y el agotamiento de las formas barrocas. Se vuelve al clasicismo
francés y a los modelos clásicos grecolatinos. El arte debe someterse también a
la razón y a las normas: Búsqueda de la verosimilitud, estricta distinción de
géneros, imitación de los modelos clásicos, unidad de estilo, evitando la
mezcla de lo trágico y lo cómico, el verso y la prosa, el tono elevado con el
familiar y finalidad moral y educativa. La obra no sólo debe entretener, sino
también enseñar. Todo ello dificultará el desarrollo de una literatura
imaginativa y la expresión de sentimientos sinceros, dando lugar a una literatura
formalmente correcta, pero carente de emoción y espontaneidad. Por ello, la
prosa divulgativa y el ensayo serán los géneros preferidos.
- El Prerromanticismo:
algunas ideas de la
Enciclopedia (fraternidad, humanitarismo..) y de Rousseau (el
hombre como ser naturalmente bondadoso, pero frecuentemente corrompido por la civilización
y el progreso) abren el camino a una nueva corriente estética tendente a la
expresión sensible y melancólica y a la vuelta a la vida natural que anticipa
el Romanticismo del XIX
El teatro del Siglo XVIII en España.
Continúan los espectáculos
característicos del Barroco, cuyas principales señales son la espectacularidad
y el gusto por lo grotesco y popular. Además aparecen:
- Teatro culto e ilustrado.
La monarquía procedente de Francia,
especialmente con Felipe V, promueve la ópera y el teatro musical, géneros
cultos y del gusto de la nobleza. Las representaciones en los nuevos teatros
construidos para ello eran además ocasiones para lucir las nuevas galas y para
desarrollar las relaciones sociales, como el cortejo. Para su
representación, la nueva corte borbónica se trajo de Italia y Francia a los
mejores escenógrafos y cantantes, entre ellos el célebre Farinelli. Por otra
parte, los ilustrados, dentro de su plan de didactismo y reforma de las
costumbres morales españolas, rechazan el teatro popular llegando en ocasiones
incluso a su prohibición. Para ello, fomentan un tipo de teatro en el que se
garantice el decoro, edificante y moral, y, desde el punto de vista literario,
que cumpla las reglas de las tres unidades: acción, tiempo y lugar. La
gran figura del teatro español del siglo de las Luces es Leandro Fernández
de Moratín, creador de una comedia que ridiculiza los vicios y costumbres
de su época, intentando convertir el teatro en un medio didáctico para reformar
las costumbres. De las cinco comedias que escribió destacan El viejo y la
niña y El sí de las niñas en las que defiende el derecho de la mujer
para elegir libremente al marido. La comedia nueva o El café es una
burla hacia los dramaturgos que ignoran las reglas del teatro clásico.
La poesía del Siglo XVIII en
España.
Ha sido dividida tradicionalmente
en diversas tendencias, en función de su tema o influencias. Así continúa una
poesía barroca y otra denominada rococó que supone una exageración de lo
sentimental. El principal poeta de esta tendencia es Meléndez Valdés.
-Poesía ilustrada.
Una de las características de la ilustración
es su tendencia didáctica y reformista. Se pretende educar al pueblo, cambiar
las leyes y emprender grandes labores de reforma que extiendan la cultura y la educación.
Por ello, surge un tipo de poesía reflexiva, de verso largo en la que se habla
de problemas metafísicos y existenciales (influencia de la lectura de grandes
filósofos) y se cree en la bondad del ser humano y su capacidad de superación.
Los autores más importantes son Gaspar Melchor de Jovellanos o Nicolás
Fernández de Moratín.
- Poesía prerromántica.
A finales del siglo XVIII los
gustos del público van cambiando. Frente al dominio de la razón y de los hechos
concretos que observamos en todo el arte en el siglo XVIII, se van introduciendo
temas más oscuros en los que predomina la sensibilidad individual y temas como
la muerte. El autor más destacado es José Cadalso.
La prosa didáctica y el ensayo.
Para los ilustrados, la literatura, era, ante todo, un
medio de comunicación que servía para la difusión de las nuevas ideas, y por
ello en esta época predomina claramente la prosa didáctica sobre la prosa
narrativa. En efecto, el carácter pragmático de la cultura favorece el
predominio de autores que manifiestan su intención didáctica y las obras
de divulgación de los impulsos reformistas que alentaba la Ilustración. Es el
caso de Jovellanos, Cadalso, Moratín, Feijoo….El desarrollo de la literatura ensayística
y de divulgación, del periodismo y de los estudios de carácter científico es
prueba de la difusión de las nuevas ideas.
Al servicio de la crítica social, aparecen en
literatura géneros como la comedia de costumbres, la carta literaria, el libro
de viajes o la sátira; modalidades literarias que toman como inspiración las costumbres
sociales para someterlas a crítica, bien por la vía de la parodia o la
caricatura, bien por la del distanciamiento crítico. (Ello explica que se
adopte el punto de vista de un extranjero). Otras veces el camino seguido es el
del simple discurso teórico (ensayo, artículo de prensa) que, prescindiendo de
la fabulación literaria, describe y critica modos de pensar, costumbres o modas
del momento
En cualquier caso, toda esta corriente literaria se
relaciona de forma muy directa con el espíritu reformador del momento.
Entre los temas que trataron estos escritores ocupa
un lugar preferente la decadencia del país: analizaban sus causas y las
posibles soluciones al estado de postración en España.
La educación fue otro tema importante porque se creía que
la educación constituía el instrumento para remediar los males de la sociedad.
Los ilustrados contribuyeron también a revalorizar la
importancia de la función social de la mujer reclamando para ella un papel más
activo dentro de la sociedad. Otros temas tratados fueron la dignificación del
trabajo, la religión, las costumbres... El tribunal de la Inquisición no se
escapó a sus críticas.
En el siglo XVIII, la prosa de ideas recurre a modalidades
literarias muy diversas: algunos ya cultivados anteriormente como la carta, el
diálogo o los discursos y otros nuevos como los informes, las memorias o las
reflexiones. Todo este conjunto de manifestaciones puede reunirse bajo la etiqueta
de ensayo, género que se caracteriza por expresar, con afán
divulgador, una opinión personal sobre algún tema de actualidad, con
una prosa sencilla, a menudo en primera persona, accesible para la mayoría
del público.
EL ENSAYO
El ensayo es, pues, un texto generalmente de corta
extensión, de carácter sugeridor e interpretativo, dirigido a
lectores no especializados, que aborda, con pretensiones de originalidad,
desde un punto de vista personal y con decidida voluntad de estilo,
asuntos muy diversos (políticos, sociológicos, históricos, morales,
religiosos, estéticos...) para lo cual adopta una estructura flexible donde
con frecuencia deriva hacia motivos que le son afines (digresiones). Las
referencias y citas no son tratadas con el rigor de los textos científicos y el
proceso de citación suele ser memorístico. Es subjetivo.
El subjetivismo queda patente en el uso de digresiones, de asociaciones de
ideas, anécdotas y ejemplos. Muchas veces el ensayo refleja el mundo que rodea
al autor, sus circunstancias históricas y vitales. El ensayo es
un género literario y, por ello, suele presentar intencionalidad estética,
es decir, una voluntad de estilo por parte del autor quien, con frecuencia,
adopta recursos estéticos propios de la lengua literaria (metáforas, antítesis,
ironía, interrogaciones retóricas, etc.)
Los principales
ensayistas del XVIII
Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764). A los doce años
ingresó en la orden benedictina. Se licenció en la Universidad de Oviedo,
ciudad donde vivió hasta su muerte. Hay que destacar la aportación de Feijoo al
género del ensayo y su contribución a asentar el espíritu crítico e ilustrado.
Su trascendencia en las reformas culturales españolas fue ampliamente
reconocida ya en el mismo siglo XVIII pues sus escritos ocuparon el centro de
la discusión nacional en todos los campos del saber, ya se tratara de medicina,
historia, crítica o moral. Su labor fue eminentemente crítica. Luchó por la
modernización de la mentalidad española y quería acabar con los errores, las
supersticiones y los prejuicios del pueblo. La experiencia, la observación y la
crítica eran para él las bases del progreso humano. Defensor de la religión
frente a las falsas supersticiones, Feijoo, sin embargo, atacó los errores
cometidos en la enseñanza y defendió la necesidad de una actitud crítica en el
escritor, cuya misión es “batallar por la verdad y purgar al pueblo de su
error”. Estos ideales se aplican en sus ensayos, dotados siempre de una
estructura muy sencilla, para que puedan ser entendidos por un pueblo amplio.
Su afán divulgador le obligaba a mantener en sus obras un tono coloquial y a
desarrollar un género que por entonces se denominaba discurso y que más
adelante se llamaría ensayo. Sus dos obras fundamentales fueron Teatro
crítico universal y Cartas Eruditas. Ambas están compuestas por
artículos que tocaban los temas más diversos: Medicina, Ciencias de la Naturaleza , Geografía e
Historia, Literatura, Teología,. etc.
Como la mayoría de los
intelectuales de su tiempo, condena rotundamente el estilo demasiado adornado e
ingenioso (como los juegos de palabras, característicos de la prosa quevedesca)
y defiende la naturalidad y la espontaneidad: el arte debe ser sencillo y no
forzado. En cualquier caso, su intención es más científica y docente que estética.
José de Cadalso.
Su vida está marcada por su
condición de militar y por la amplia formación humanística que recibió durante
su juventud. (Por la publicación de una obra satírica sufrió destierro. Murió
en combate)
Su primera obra relevante son las
Noches lúgubres, están
protagonizadas por un sepulturero y un joven que acude al cementerio para
intentar suicidarse junto a la tumba de su amada. La situación da pie a
reflexiones sobre temas como la naturaleza del hombre, la razón y la sinrazón,
la justicia o la licitud del suicidio. Por su tono desesperado y algo morboso
esta obra ha sido considerada una de las primeras manifestaciones del espíritu
romántico en la literatura española. Pero la obra principal de Cadalso son las Cartas
marruecas, que recoge el intercambio epistolar entre el joven moro Gazel,
de visita en España, su maestro Ben Beley, que se encuentra en Marruecos y el
español Nuño Núñez. En sus cartas, estos personajes discuten críticamente sobre
las costumbres y las creencias de los españoles. La estrategia de la obra
consiste en presentar la realidad del país desde los ojos de un extranjero, que
tiene unos valores y unos principios distintos de los españoles. De esta forma,
el autor pone en duda algunos aspectos de la sociedad que se tenían por indiscutibles.
En las Cartas, Cadalso defiende
la libertad de expresión, o la de los hijos para casarse sin el consentimiento
de los padres; critica a los políticos que abusan de su posición social y a los
gobernantes que no se preocupan de las necesidades del pueblo. Propugna una
actitud relativista de la existencia y contempla con irónico distanciamiento
muchas de las innovaciones culturales de su época, al tiempo que critica el
carácter nacional y los defectos de la España tradicional.
Ignacio Luzán
Destaca, sobre todo, como autor
de la Poética
más importante del siglo XVIII español. En ella establece las normas que
deben cumplir las obras que deseen ajustarse a los nuevos ideales clasicistas.
Juan Pablo Forner:
Destacó sobre todo por su vena
satírica. Destacan sus obras Exequias de la lengua castellana donde
repasa la historia de la literatura española y lamenta la situación de la
lengua en su tiempo y la
Oración apologética por la España y su mérito
literario en que defiende la tesis de que España ha realizado
importantísimas aportaciones a la cultura europea
Gaspar Melchor de Jovellanos. (1744-1811)
Nació en Gijón. Estudió Leyes y
ejerció como magistrado en Sevilla y en Madrid, ciudad donde desarrolló una
intensa actividad reformista. Ingresó en la Real Academia
Española, en la de Bellas Artes de San Fernando y en la de la Historia , así como en la Sociedad de Amigos del
País. Con la subida al trono de Carlos IV, se produjo un freno en la renovación
ilustrada, y Jovellanos fue desterrado a Gijón; allí fundó el Instituto
Asturiano y puso en práctica sus ideas pedagógicas.
Tras ser nombrado ministro de Gracia
y Justicia en 1797, fue desterrado nuevamente a Gijón y luego encarcelado en el
castillo de Bellver, en Palma de Mallorca hasta la llegada de José Bonaparte
(1808); fue contrario a cualquier pacto con los franceses y formó parte de la Junta Central frente
a la invasión napoleónica. Caída en desgracia la Junta , volvió a Gijón. Falleció
en Puerto de Vega (Asturias).
Gaspar Melchor de Jovellanos fue uno
de los más insignes ilustrados españoles del siglo XVIII. Desempeñó importantes
cargos políticos en los reinados de Carlos III y Carlos IV y, en el terreno literario,
cultivó la poesía y el teatro, además de la prosa ensayística, con las que pretendió
defender sus ideas reformistas que le causaron numerosos problemas debido a la
intolerancia de los sectores sociales más conservadores
Aunque su producción literaria es
muy escasa, además de sus ensayos, compuso algunos poemas y dos piezas
teatrales (Pelayo y El delincuente honrado). A diferencia de
Feijoo, sus textos ensayísticos, en los que volcó sus propuestas reformistas,
tienen como destinatarios a los grupos dirigentes y no al pueblo.
Temas: En sus ensayos,
Jovellanos manifestó una honda preocupación por los principales problemas de la
sociedad de su época: la agricultura, Asturias, la industria, las
comunicaciones..., y propuso algunas medidas reformistas para solventarlos.
Además, mostró gran interés por
los temas relacionados con la educación; en este sentido trató cuestiones
pedagógicas, como el rechazo del método memorístico y la reforma de los
estudios. Defendió la formación humanística para los científicos como medio de
desarrollo intelectual y de pensamiento integrador. Abogaba por el aprendizaje
de idiomas para posibilitar el acceso al conocimiento, ya que mucha de la
bibliografía más avanzada estaba en inglés o en francés…
A) La prosa de Jovellanos
La obra literaria de Jovellanos
es abundante y variada. Gran parte de sus libros son ensayos que están en
relación con las ocupaciones del autor. Los temas más frecuentes son los de
economía, política y pedagogía, aunque se ocupó de otras cuestiones diversas.
Como miembro de las Sociedades Económicas tuvo que realizar informes sobre
asuntos variados: la legislación gremial, la importación de aceites, la
construcción de caminos, la explotación de minas, la participación de las
mujeres en la Matritense ,
elogio de la Bellas Artes ,
el estudio y la educación, sobre la colocación de las sepulturas fuera de los
templos... Sus escritos combinan la aplicación de los principios de la nueva
escuela ilustrada y liberal con la claridad de un estilo moderno, alejado de
las viejas florituras barrocas. Las propuestas de Jovellanos para solucionar
los serios problemas sociales de su época obedecen a un profundo y reflexivo
análisis de la situación. Su producción se centra en la preocupación por los problemas
de España en aspectos como el progreso material del país, la educación, la
cultura y la política.
Su Discurso de ingreso en la
Academia de la
Historia : Sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación
el de nuestra historia y antigüedades.
En esta obra vemos los puntos
siguientes.
Hay que unir el estudio de la Legislación con el de
la historia jurídica para ver cómo han ido evolucionando las leyes y cómo han
dado lugar a otras.
Nuevos conceptos de cómo ser
historiador, es decir, que se expliquen no sólo batallas y tratados, sino también
progresos, costumbres, errores, etc. que han podido condicionar la historia.
Es partidario de la evolución, no
de la revolución, es decir, apoya las mejoras y las reformas progresivas, pero
no los saltos en el vacío.
Se muestra dispuesto a ayudar
para profundizar en el estudio de la historia tal como él ha expuesto que debe
hacerse.
Mostró gran interés por los
problemas lingüísticos, es decir, por la exactitud en el uso del lenguaje que
se consigue con la lectura y el estudio de la Literatura , no
simplemente estudiando Gramática.
Una obra muy interesante es el Informe en el expediente de la Ley Agraria ,
modelo de exposición metódica hecha con cierta amenidad, teniendo en cuenta lo
árido del tema. El Informe fue solicitado por el Consejo de Castilla a la Sociedad Económica
de Madrid, que se lo encargó a Jovellanos, el cual, tras varios años de
estudio, lo entregó en 1794 y fue publicado al año siguiente en la imprenta de
Sancha. El autor pone de manifiesto en él la decadencia de la agricultura, las
causas que la han motivado y los estorbos que se oponen a su progreso. La obra
no fue bien acogida por algunos estamentos de la sociedad, especialmente por el
eclesiástico, pues consideraba que era un ataque a los privilegios de la Iglesia.
Es un tratado de economía
política en que analiza las causas del estancamiento de la agricultura y propone
soluciones, a veces en contra de los nobles y la Iglesia. Esta obra
se resume en los puntos siguientes:
• Rechaza la excesiva intromisión
del Estado en los asuntos económicos, porque la ideología económica de
Jovellanos es cercana a lo que luego se llamará liberalismo.
• Es necesario enseñar bien al
labrador todos los recursos y todos los nuevos adelantos para el trabajo en el
campo.
• Conseguido el número 2, hay que
dar la máxima libertad posible al que posee la tierra y la trabaja bien.
Por encargo de la Academia de la Historia , a la que se la
había pedido el Consejo de Castilla para reformar la legislación, escribió
Jovellanos la Memoria para el arreglo de la policía de los
espectáculos y diversiones públicas y su origen en España. Tras una primera
versión de 1790, tuvo su versión definitiva en 1796. Es un estudio dividido en
dos partes: la primera, de carácter histórico, trata sobre el origen y
desarrollo de las diversiones públicas en nuestro país; la segunda, más crítica
y reformista, propone soluciones a las limitaciones que tiene el pueblo en las
formas de diversión. En esta obra describe el origen y desarrollo de los
diversos juegos y espectáculos desde la Edad Media. Además, se ocupa de las diversiones
populares y propone reformas.
Respecto al teatro, destaca lo
siguiente:
Se muestra contrario al teatro
del Siglo de Oro (s. XVII) porque no le parece realista.
Se muestra partidario de las tres
reglas en las obras de teatro: acción, tiempo, lugar.
Ve bien la prohibición de los
autos sacramentales, es decir, que no se representen obras religiosas en los
teatros públicos.
Partidario de la censura
gubernamental en moral y estética.
Defiende la finalidad docente del
teatro.
En general:
_ Reconoce que unos espectáculos
pueden permitirse en unas épocas y prohibirse en otras.
_ Piensa que las corridas de
toros no son fiesta nacional ni deben llamarse así porque, como son muy caras,
las desconoce el 90% de los españoles.
_ Lo mejor para el pueblo son las
fiestas familiares y vecinales, tales como romerías, paseos y meriendas en el
campo.
_ El teatro no es para el pueblo,
lo será cuando éste sea culto.
En algunas de las obras en prosa
el autor expone su pensamiento político. Su ideal fue la monarquía
constitucional y, en lo social, la defensa de la existencia de un pueblo
industrioso en el que la propiedad estuviese distribuida equitativamente, que
gozara de máxima libertad en sus costumbres y en sus actividades económicas.
Así le parecía que se combinaban el orden, la libertad y los derechos del
individuo. Condenaba los abusos de autoridad y el incumplimiento de los deberes
por parte de los dirigentes.
Otra obra interesante es Elogio de Carlos III En esta obra vemos
síntesis de las ideas sobre la decadencia española y sobre el ideario
reformador del despotismo ilustrado que representaba Carlos III. Más que un
elogio al rey, es un elogio de la política ilustrada. Según él, hay unas causas
de la decadencia en España y son las siguientes: Las leyes sometidas al
arbitrio de la interpretación, las ciencias estaban volcadas en la
astrología, las matemáticas nunca bien aplicadas a la práctica y no hay
una ciencia que enseñe a gobernar.
Otras de tema político son Discurso... sobre el establecimiento de un
Montepío para los nobles de la
Corte y la
Memoria en defensa de la Junta Central ,
de 1810.
Ligado con el pensamiento
económico y el político está el tema de la enseñanza, que aparece en varios
discursos sobre la necesidad modernizarla y de fomentar los estudios:
Reglamento para el Colegio de Calatrava (1790), Memoria sobre educación pública (1802), una acalorada defensa de la
educación como instrumento de progreso, o Bases para la formación de un plan
general de instrucción pública (1809).
El epistolario de Jovellanos es
muy abundante, ya que la correspondencia ocupó un lugar primordial en su
actividad intelectual. En él aparecen todos los problemas que preocuparon al
escritor, por lo que es importante para comprender su pensamiento e incluso
interpretar algunos de sus escritos. De 1782 son las Cartas del viaje de
Asturias, escritas por incitación de Antonio Ponz, de gran importancia en el
aspecto artístico, económico y antropológico de su tierra chica.
El escritor asturiano dejó
inéditas unas interesantísimas carpetas en las que recogía sus Diarios
(1790-1801), publicados posteriormente, que incluyen una minuciosa e
interesante información de su biografía de estos años. Su lectura es necesaria
para aclarar algunos de los problemas vividos estos años, sus intereses
políticos y culturales, y las relaciones que tuvo el autor con determinadas
personas.
El gusto por la poesía y las
lecturas poéticas acompañaron siempre a Jovellanos. Jovellanos cultivó la
poesía desde su juventud. Sus composiciones más antiguas son de 1768, un año
después de su llegada a Sevilla, aunque fue entre 1779 y 1787 cuando escribió
las más famosas. En vida del autor solamente se publicaron siete poemas, uno identificado
como suyo, dos firmados y el resto anónimos. Se conservan sesenta poemas,
algunos traducidos, y otros cinco fragmentos y borradores, además de once
poesías de atribución discutible. Son de tema amoroso, versos de ocasión,
sátiras sobre temas sociales y contra personas concretas, epístolas, etc.
Algunas de las que compuso: la “Epístola de Jovino a Anfriso” o “Epístola de El
Paular”, dos sátiras dirigidas “A Arnesto”, que son un alegato contra el
desorden sexual de la alta sociedad, “Sátira contra la mala educación de la
nobleza”, de tema filosófico es la “Epístola a Batilo”, etc.
En 1769 escribió la tragedia La
muerte de Munuza (o Pelayo). La corrigió entre 1771 y 1772, según afirma el
autor en el prólogo, y pensó en editarla antes de su estreno. Pero quedó
inédita, aunque era conocida por sus amigos. Parece que fue representada en
1782 en Gijón por un grupo de aficionados, y más tarde en Madrid en 1792 con el
título Munuza. El delincuente honrado, que se representó con éxito en
1774, la obra sigue las unidades dramáticas: acción única que dura
aproximadamente un día y que sucede en el Alcázar de Segovia, aunque en
distintas partes del edificio. Ofrece algunas novedades: está escrita en prosa;
los personajes pertenecen al mundo de la magistratura y se expresan no sólo por
palabras sino también por gestos y actitudes que ya aparecen especificados en
las acotaciones; no sigue la regla neoclásica que distinguía entre los géneros
dramáticos por la clase social de sus personajes. Critica así la manera de
entender la justicia.